Modelos de innovación

¿Cuántas veces habremos oído hablar de la importancia de la I+D+i? Creo que casi todo el mundo sabe de la importancia de investigar, desarrollar e innovar. En este sentido la mayoría de las políticas de innovación suelen seguir inspiradas en el modelo lineal de innovación (I+D+i), según el cual, la investigación científica (I) y los desarrollos tecnológicos (D) que de ella se derivan son el motor de la innovación (i).
Dicho lo cual, parece ser según se extrae de este modelo de innovación, que las innovaciones solo provienen de la investigación científica. Es decir, que la única fuente de innovación es la investigación científica. A este respecto conviene tener en cuenta los estudios de diversos autores sobre los que destaca Eric von Hippel. Ya comentamos algo sobre sus estudios en un post anterior. Por lo tanto, debemos tener en cuenta que hay procesos de innovación que surgen de otras fuentes, no solo de la investigación científica y los desarrollos tecnológicos. Según señala Eric von Hippel en su libro “Democratizing Innovation”, los usuarios de productos y servicios producen más del 25% de las innovaciones que luego tienen aceptación. Estos usuarios son normalmente usuarios expertos o “leading users”.

El modelo lineal de innovación, el más tradicional, cuenta con un factor que queda implícito es su definición. Se trata de el mercado. Se dice últimamente que una innovación no es innovación si no sale al mercado con éxito. Es decir, los mercados son las instancias que deciden sobre el éxito o el fracaso de las iniciativas innovadoras. Es por ello que deberíamos incluir al mercado (M) en el modelo lineal de innovación. Así, dicho modelo quedaría de la siguiente manera: I+D+M+i

Según Javier Echeverría, profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el modelo lineal sufre de diversos defectos.

  1. El defecto principal del modelo lineal “consiste en que no tiene en cuenta que no hay innovaciones efectivas sin aceptación social de algunas innovaciones propuestas”. Este grado de aceptación de la sociedad puede manifestarse en los mercados (es lo más habitual), pero también “en las actitudes de la sociedad ante algunas innovaciones, así como en su utilización y apropiación o rechazo ulteriores”. Por tanto, la sociedad no es pasiva ante las innovaciones y los mercados, no son la única expresión de su éxito o fracaso. De este modo el modelo quedaría de la siguiente forma: I+D+M+i+S
  2. El segundo defecto del modelo lineal consiste en su unidireccionalidad. Los consumidores y usuarios también son una fuente de innovación, así como los distribuidores de bienes y servicios. Por lo que “es preferible un modelo bidireccional que contemple el sentido bottom-up y el sentido up-down”. Si existen estos canales para transmitir ese conocimiento producido por los consumidores y usuarios a otros componentes del sistema de producción y consumo, entonces al sociedad se convierte en una fuente de innovación.
  3. El tercer defecto estriba en su linealidad. La relación entre investigación, desarrollo tecnológico e innovación no es lineal sino circular. De esta forma podríamos tener modelos de innovación S+I+D en la que la sociedad es la fuente para iniciar la investigación y el desarrollo tecnológico posterior, o modelos del tipo S+D+i. La teoría de la innovación ha de analizar todas las relaciones binarias y ternarias posibles.
El modelo de innovación de Eric von Hippel es un modelo poliédrico en el que existen cuatro nodos o subsistemas; Fabricantes (productores), Suministradores, Distribuidores y Usuarios. Dichas relaciones entre los nodos no son unidireccionales como en el modelo lineal, sino que son bidireccionales.

La aparición de una innovación resulta de una compleja interacción entre los cuatro nodos del sistema, cuyo resultado principal consiste en la aceptación por parte de algún nodo de la innovación propuesta. y su adopción posterior. Según von Hippel, en un modelo de innovación de estas características, un mismo agente puede cambiar de rol, siendo por ejemplo, productora y suministradora al mismo tiempo. Javier Echeverría argumenta que “un agente que adopta una pluralidad de roles tiene más probabilidades de ser innovador que otro que siempre permanece en el mismo rol”. Esto ocurre así debido a que posee un mayor conocimiento del sistema funcional.

Este modelo, descrito por Eric von Hippel en sus diversas publicaciones puede ser extendido según el dominio en que nos movamos con más fuentes de innovación. Por ejemplo en algunos dominios, existirán otras fuentes de innovación como pueden ser los reguladores, los evaluadores o los financiadores. Es por tanto necesario en análisis del dominio identificando de forma exhaustiva las posibles fuentes de innovación.

Muchas de las innovaciones propuestas por los departamentos de I+D han fracasado estrepitosamente por falta de aceptación social. Otras, más afortunadas, han triunfado porque los usuarios han encontrado usos inicialmente imprevistos (por ejemplo, el teléfono, tanto el convencional como el móvil).

Como conclusión decir que un sistema nacional o local de innovación no solo debería prestar atención a las múltiples fuentes de innovación, sino también a los distintos ámbitos de innovación (económica, empresarial, social, cultural, artística, etc.) así como a sus diversas escalas (pequeñas, medianas y grandes innovaciones).

Fuentes:
El manual de Oslo y la innovación social” Javier Echeverria
Modelo pluralista de innovación: El ejemplo de las humanidades” Javier Echeverria
Democratizing Innovation” Eric von Hippel
The sources of innovation” Eric von Hippel

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